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REFLUJO
El reflujo es un síntoma que puede ser común a varias enfermedades. Puede ser secundario a algunas malformaciones que facilitan el ascenso del contenido líquido del estómago hacia el esófago, como lo es la Hernia Hiatal. Puede ser secundario a una enfermedad del estómago como la gastritis y todas sus causas. El paciente puede referir tener la sensación de que se le regresa el contenido del estómago, el cual puede arder o no, puede haber sensación de tener algo atorado en la garganta, tos, flemas, cambios de voz, enfermarse continuamente de la garganta, roncar mucho, tener un sabor amargo o metálico por las mañanas, tener problemas o dolor al tragar.
Para su correcta evaluación es necesario realizar una Endoscopia para observa por dentro el esófago y el estómago y valorar si son necesarias la toma de biopsias. Dependiendo de los resultados, se valorarán otros estudios como los son la pHmetría (que sirve para conocer el tipo de reflujo que está teniendo el paciente, hasta que altura del esófago llega el reflujo y si existe relación entre los síntomas que presenta el paciente y la presencia del reflujo) o una manometría esofágica (que sirve para saber la manera en que se está moviendo el esófago, ya que es vital conocer esto para complementar el tratamiento o saber si el paciente pudiera ser candidato para una cirugía o no).
Es vital realizar un interrogatorio completo al paciente, conocer toda la historia de su enfermedad, así como tratamientos previos.
El tratamiento se inicia siempre con medicamentos una vez que ya se ha estudiado por completo las causas que lo producen y se extenderá el tratamiento por las semanas que indiquen las guías internacionales dependiendo del origen del reflujo; el tratamiento con cirugía, por ejemplo de la hernia hiatal, actualmente representa menos del 10% de los casos y solo debe hacerse una vez que se cuentan con varios estudios para saber si el paciente es candidato o no a la cirugía, ya que si no es candidato y se realiza la cirugía puede provocar otros síntomas que no había antes; también, este tipo de cirugía nunca debe realizarse como una urgencia o como el único tratamiento disponible.
Las consecuencias de un reflujo no tratado son la afectación severa de órganos que quizá pudiera pensar son ajenos al mismo, como el oído, garganta, senos paranasales, nariz, boca, lengua, cuerdas vocales, garganta o pulmones; y en el mismo esófago puede afectar de manera importante la manera en que se mueve, puede quemarlo y producir una esofagitis con o sin úlceras, cicatrices que se llaman “estenosis” y finalmente puede provocar una enfermedad que se llama Esófago de Barrett que conlleva un mayor riesgo de padecer cáncer de esófago, siendo éste último la consecuencia más grave de un reflujo no tratado o mal tratado.